El asegurado “a boca de costal”
del Presidente de la Diputación, que
responde a la exigencia de Trato Ciudadano de que la Diputación se abstenga de
patrocinar misas bajo el imperativo constitucional de aconfesionalidad de las
instituciones, reúne un conjunto de
improperios y falsedades que deben encontrar respuesta. Pues, resulta difícil
defender la vida civil cuando pedir el cumplimiento de las leyes incomoda con
tanta notoriedad.
Queda al margen toda duda que
Teresa de Jesús, de cuya figura y obra saben más los de fuera que nosotros por
desdicha y por “costumbre”, no necesita para nada de las misas que quiera
organizar el PP en nombre de la Diputación Provincial, antes al contrario, es
precisamente el PP al que le interesa la utilización partidista de Teresa de
Jesús ligando funciones públicas y actos religiosos en provecho propio, sin
escrúpulos ni morales ni jurídicos, por no hablar del desaprovechamiento de los
recursos públicos denunciado. No puede parapetarse Sánchez Cabrera en el
argumento de que se trata de una “tradición de décadas”, a sabiendas de que
viola un mandato constitucional clave para la moralidad pública y la
convivencia.
Teresa de Cepeda fue una mujer
inabarcable, su humanidad sencilla y su sentido austero de la existencia quedan
en el lugar opuesto de lo que Sánchez Cabrera entiende como un tributo de
prosopopeya y falsa admiración. Esa figura que él cree honrar se las tuvo
tiesas con los poderes establecidos de su tiempo y hoy denostaría el uso que se
hace de su figura en nombre de la Diputación Provincial.
Causa pasmo que Sánchez
Cabrera, como Presidente de la Diputación, nos haga galas con su condición de
“católico en la vida pública” como razón para promover actos religiosos.
Resultaría escandaloso que el alcalde de Londres hiciese lo mismo, puesto que
es musulmán. Pero en su condición, mal casan con los valores cristianos y con
las virtudes teresianas la realidad en la que participa, como que el anterior
presidente tuviera 12 o 14 cargos en medio de una crisis brutal con gente pasando
hambre, que la institución mantenga campos de golf deficitarios o que su
partido hiciese estallar la principal entidad de ahorros de la provincia.
Pero, además, Sánchez Cabrera
miente con fruición, sin venir ni a cuento sobre Trato Ciudadano y su Diputado
Provincial cuando sentencia sin rubor <<que si no se siente orgulloso de representar a los
abulenses y defender los intereses de los municipios de Ávila, puede dejar su
cargo y ser coherente con lo que piensa. Y si no, que se ponga a
trabajar...>>, debe ser que no comulgar con las ruedas de molino que
quiere imponer el PP en la “bienaventurada” Diputación significa el desafecto
por una representación autoatribuída y mística que parece ostentar solo el
equipo de gobierno y sus palmeros. Por no mentar las también falsas acusaciones
de falta de trabajo de Trato Ciudadano en la institución, mentira continuada y
repetitiva que es fácilmente demostrable si tuviera a bien dar un poquito de
transparencia a una institución tan opaca, tercera entidad provincial menos
transparente de España, y se hicieran públicas, por ejemplo, las actas de las
comisiones, donde Sánchez Cabrera ni aparece ni se le espera, tampoco es su
función. Pero ya se sabe “repite mil veces una mentira, que algo queda”,
dichoso octavo mandamiento.
Como guinda del pastel de la celebración, Sánchez Cabrera realizó una revelación que
consideramos, más propia de “radiopatio” que de un representante de una
institución pública, por indecorosa e impropia, <<es una formación bajo
la que “se esconde Podemos”, ha acusado>>. Evidentemente, este tampoco es
un rasgo muy cristiano, pues él conoce documentalmente, o debería conocerlo, la
naturaleza jurídica de Trato Ciudadano, se trata por tanto de un acto de
falsedad y de hipocresía. Pero puestos a ello, le recordamos lo de la “paja y
la viga”, y le decimos que él sí pertenece a una organización “política” donde
los trincabolsas, los chorizos y los corruptos parecen campar a sus anchas,
amparados bajo el paraguas de la propia idiosincrasia y las tradiciones de su
partido, no hace falta más que poner los telediarios.
La hipocresía es un pecado
nefasto, que anula la credibilidad y cuestiona la confianza, Sánchez Cabrera
debe saberlo pues su propio partido le ha sancionado por ello. Parece que debe
perfeccionar su conducta, pues, como afirma Teresa de Cepeda en el Castillo
Interior, <<El amor de Dios no ha de ser fabricado en nuestra
imaginación, sino probado por obras>>. Lo dicho: “a boca de costal”.
Ávila, 16 de octubre de
2016
1 comentario:
Sería de esperar que los que se dicen representantes de Trato Ciudadano se dedicasen a otras labores más constructivas y no a tareas de intentar desmontar un sistema democrático, actitud propia de la extrema izquierda y de resentidos sociales.
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